Encuentro con el Maestro

La Influencia de Alfredo Kraus en Joaquín Pixán

Si hay un nombre que resultó crucial para la carrera de Joaquín Pixán fue el de Alfredo Kraus. Uno de los más grandes tenores de la historia de la ópera -por su técnica vocal impecable y su elegancia interpretativa- ofreció a Pixán la guía que buscaba para aprender de un auténtico maestro.


Esa relación de aprendizaje y amistad comenzó en 1979 en la Scala de Milán, cuando Kraus cantó en ese escenario “Werther”. Allí, en la Scuola de este templo de la ópera, estaba formándose el tenor asturiano y allí, en el mismo camerino de Kraus, donde vocalizaba antes de cada función, comenzaron las clases. Más tarde, se volvieron a encontrar en Oviedo, cuando Kraus representaba el rol de Nadir en “Los pescadores de Perlas” en el Teatro Campoamor. A partir de ese momento, y a lo largo de los años, continuó la relación alumno/maestro en distintos lugares, en especial en la casa madrileña del tenor canario. Toda esa trayectoria culminó con la grabación de un disco de Joaquín Pixán dedicado a la canción asturiana, junto a la ORTVE, en la que el maestro cantaba varias canciones de referencia de la música del Principado.


Bajo la tutela de Kraus, aprendió a dominar los aspectos técnicos que distinguen a un gran tenor: el control del fiato, la claridad de la dicción y la proyección precisa de cada nota. Le enseñó que la técnica no es un fin en sí misma, sino el medio para expresar emociones profundas. Gracias a estas lecciones, el tenor asturiano no solo perfeccionó su dominio vocal, sino que también adoptó una visión sobre el canto como un arte lleno de matices y de precisión, donde cada frase y cada nota deben tener un propósito claro y emotivo.


Inspirado además por la pasión del maestro por la música española, Pixán encontró un nuevo camino en el que unir la técnica clásica con la canción tradicional. El tenor canario, quien defendía con fervor la inclusión de piezas españolas en su repertorio y que supo como nadie interpretar y revalorizar la zarzuela- animó a Pixán a explorar su propia herencia musical. Este impulso compartido por resaltar la música de su tierra natal, llevó a Pixán a investigar y trabajar sobre ella de una manera personal. El resultado fue toda una innovación que fusiona lo popular con la llamada canción artística.


La influencia de Alfredo Kraus llega hasta el hoy de Joaquín Pixán, cuando reconoce abiertamente que tantos años después, no sólo no se olvida de su maestro, sino que es ahora, y ya desde la madurez personal y artística, cuando realmente ha comprendido la importancia de todas las enseñanzas de uno de los artistas más importantes del siglo XX.